martes, 12 de enero de 2010

Me sorprende, me devuelve la alegría, esa que a veces, voy perdiendo a lo largo del día.
Me hace reír, hace que pueda oír mi propia carcajada,
tan sólo con sus ocurrencias.
Posee la inocencia que sólo habita en los niños.
Tiene la grandeza que sólo poseen aquellos seres sencillos y simples.
Me cuestiona, me pregunta, demanda mi atención,
quiere saber, busca…
Me hace oreja y sabe que así calma mi tristeza.
Se lanza hacia mis brazos porque sabe que la sostendré.
No mide el afecto, sólo lo entrega.
No prejuzga, sólo me recibe porque así lo quiere.
No miente en sus caricias.
No tiene miedo, tiene coraje.
Me hace jugar, me conecta con la pequeña que fui.
Por eso digo que ella es ternura, es pureza, es libertad, es frescura, es amor.
No hay misterio.
Rocío es...vida en esencia.
Así de simple.
Elga, enero 12 de 2009.-

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